La luna le roba la sombra a un niño para que éste le invente palabras.
El niño no entiende, las palabras ya existen, alguien las inventó todas hace mucho tiempo. Pero lo que el niño no sabe es que lo que la luna quiere enseñarle es que las palabras se inventan cuando les inventamos significados, cuando jugamos con ellas.
Una exquisita y tierna anécdota que habla de la identidad, del paso de la infancia a la adultez y de los sueños.
Me gusta
(0)No me gusta
(0)

